Los que bien me conocen, saben de mi afición por el
ciclismo. A veces pienso que para practicarlo hay que estar algo mal de la
cabeza.
Un día cualquiera de agosto, en Bellver de Cerdanya, suena
el despertador: las 8:30. Que ilusión que hace levantarse cuando uno va a hacer
algo que le gusta. 12ºC grados fuera, coño, hace rasquilla. En 15 minutos estoy
disfrazado y desayunado. Me monto encima de la bici. Sólo las almas
madrugadoras pasean a estas horas. Media hora más tarde, estoy subiendo
cualquier “coll de muntanya” que haya cerca. Voy mirando el cronometro para
batir mi propio récord. Puedo hacerlo. Me duelen las piernas. Siento los latidos
del corazón en mis sienes. Me levanto para “lanzar la bici” (coger un poco más
de velocidad). Ya falta poco: cada pedalada es ya una puñalada. Me duelen las
piernas, me falta el aire. Sigo subiendo y parecía que quedaba poco. Al fin
llego, dejo la bici en el suelo, me siento a que me bajen las pulsaciones,
mientras miro el cronómetro. ¿Hay récord? Genial. Que no, pues tambien genial.
No es racional. Cuando te subes en la bici, sabes que lo vas
a pasar mal. Vas a exprimirte, hasta que las piernas te digan basta. ¿Y
entonces? Le pides a las piernas otro golpe de pedal. Una pedalada más hacia el
dolor, una menos hacia la gloria. Para colmo de males, cuando peor están las
cosas más te motivas. Si está nublado, bueno. Si está lloviendo, mejor. Si hace
frío, mejor aún.
Después de un rato de descenso, llego a casa. Me meto bajo
la ducha. Siento el agua en la coronilla. Cerrando los ojos, levanto la vista
hacia la ducha: el agua cae sobre mi rostro, mientras me relamo los labios
salados. Ése es el sabor del sudor del esfuerzo y sabe a gloria.
Aparte de conocer mi cuerpo en la bici, también he forjado
grandes relaciones. Cuando vas tan al límiten no puedes
fingir, eres tú mismo, así es más fácil conocerse.
PD: He escrito, reescrito, vuelto a escribir y vuelto a reescribir
este post muchísimas veces. Espero que alguien haya vislumbrado lo que quería
llegar a decir.
Hace dos veranos hice el camino de Santiago, no lo habría descrito mejor!! Lo que mendel nos dejo apenas tiene valor, lo que nos exigue esfuerzo si lo tiene!!
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