domingo, 18 de marzo de 2012

Truman en la Caverna de Platón

En una membrana plasmática cualquiera, está nuestro amigo átomo de fósforo, interactuando con los demás fósforos, carbonos e hidrógenos. Éste se ve atraído por las interacciones positivas hacia algún lado, ahora hacia otro.  Lo que no sabe el pobre átomo de fósforo es que por encima suyo…

En un humano cualquiera, está nuestra amiga la célula interactuando con las demás células. Cada célula controla su medio interno, usando proteínas para que hagan varias funciones: respirar, comer, excretar, detoxificar. Lo que no sabe la pobre célula es que  por encima suyo…

En un lugar cualquiera, está nuestro amigo humano interactuando con los demás humanos. Cada humano intenta cumplir sus funciones vitales, que le lleven primero a crecer, luego a reproducir y morir finalmente. Lo que no sabe el pobre humano es que  por encima suyo…

(Si no has visto El Show de Truman, aquí hay información que te podría chafar la película).



Así replanteo yo la pregunta que uno se hace al ver El show de Truman. ¿Cómo podemos estar seguros que no existe una entidad por encima de la nuestra y que no juega con nosotros?  ¿Si existe esa entidad, es Dios?  Yo no creo en Dios (lo discutimos otro post), pero siempre he pensado que las células creen que ellas mismas son el último ente en cuánto a organización (¿sabe una célula del hígado de la presencia de una célula que forma el tendón de Aquiles?), desconociendo la presencia de humanos y las relaciones que trazamos entre nosotros. 

Hablar de ser humano es hacer una simplificación de un ente de 1012 células o lo que es lo mismo 1.000.000.000.000 células (sin contar las bacterias que paseamos sin saberlo). Nosotros consideramos nuestras sociedades como algo complejo ¿Son las sociedades en las que vivimos una simplificación de un ente superior?



De una forma u otra, nos encontramos ante el mito de la caverna de Platón: nunca podremos estar seguros de que lo que estamos viendo no sean meras simplificaciones (sombras) de la realidad.