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martes, 27 de septiembre de 2011

Maquillaje social


Cuándo se creía que la Tierra era plana, cuándo aún no había escritura, cuándo una ardilla podía cruzar España de punta a punta sin tocar el suelo; pasar por un parto era exponerse a morir. Se dice que fue entonces las mujeres idearon el maquillaje, para poder atraer a los hombres los días menos fértiles de su ciclo menstrual (no tengo ninguna fuente que lo verifique, pero me gusta creerlo).


Esta pequeña anécdota me sirve para dar pie a todas las adaptaciones que hacemos para encajar en la sociedad y si son necesarias o no. Creo sinceramente que todos queremos pertenecer a un grupo en el que sentirnos aceptados, respetados y valorados en él (tercer escalón de la pirámide de Maslow).  Esto puede llevar a casos en que la persona se diga:

A veces no soy yo. Busco un disfraz mejor.  Vetusta Morla (Valiente)

Así pues al encajar en este gran grupo que es la sociedad, tendemos a entrar en unos parámetros estándar. La sociedad estandariza todo lo que nos rodea:
  • Nuestra forma de vestir: le llamamos moda.
  • Nuestra forma de actuar y comportarnos: le llamamos normas de comportamiento o protocolo, que nos inculcan desde niños por el método “- esto no se hace    - ¿por qué?     - porqué no”, “tú ves a alguien comportándose como tú”
  • Nuestra forma de entender la belleza, sólo hay que ver como los estereotipos de belleza han variado a lo largo del tiempo. Antes las chicas atractivas eran aquellas que estaban blancas, ahora todo el mundo a tostarse al sol.
Yo rompo una lanza a favor de todos aquellos que no son como la sociedad les ha marcado el camino, aplaudo a los intrépidos que buscan nuevos caminos, felicito a los que se ríen del camino. En una frase de película me encantan las personas que son ellas mismas, que son originales. La mayoría de estas personas miden por debajo de metro y medio, cuentan sus años con las dos manos y los llamamos niños. Es seguramente por esta razón que los niños me gustan, son originales; y cuando yo mejor me lo paso, es cuando hago criaturadas y me comporto como un niño.

Visto de otra forma lo podéis ver esta columna de La Vanguardia realizada por Jaime Serra, sociólogo:


 
 


Y cómo concluye:

Una sociedad sin excéntricos no se mueve, y queda condenada a girar en torno de la autocomplacencia hasta morir de aburrimiento.

Seamos un poco excéntricos. (tal vez los que leáis esto ya lo sois, porque mira que ponerse a leer este blog jajaja).